viernes, 2 de octubre de 2009

El oso y las cuatro estaciones

Respeta a los animales
Primavera
En primavera, el oso se despierta después de un largo sueño invernal al que ha hecho frente gracias a sus reservas de grasa. La subida de las temperaturas y la fusión de la nieve son su despertador. En abril y mayo, el alimento es escaso todavía, de manera que el oso pasa la mayor parte del tiempo recorriendo su territorio para encontrar algo de comer.
En los hayedos pirenaicos el oso se alimenta de lúzulas y hayucos, mientras que en los robledales cantábricos lo hace con las bellotas que se han conservado bajo la nieve. Busca larvas de insectos en la madera de los troncos podridos y consume helechos y yemas vegetales. Allá por el mes de mayo, la osa sale de su cubil acompañada de una o dos crías, que nacieron en pleno invierno en el interior de la osera y han vivido a expensas de las reservas de su madre, quien las amamantaba mientras en el exterior la supervivencia era imposible.
Al final de la primavera, cuando los oseznos pesan unos cinco kilos, empieza un esmerado proceso de educación durante el cual la madre les enseña todos los recursos y los peligros de su hábitat.
Verano
A comienzos del verano, el oso no solo busca pareja sino que también busca comida. En los claros del bosque en los pastos supraforestales, escarba el pastizal para desenterrar los tubérculos de una planta, el conopodio. Además, en la ribera de ríos y arroyos consume hierba y gramíneas. El verano es la estación de la abundancia para un animal esencialmente vegetariano e insectívoro. Cuando hace calor, le encanta bañarse en los arroyos.
Otoño
El otoño es la estación más importante para la supervivencia del oso, ya que es cuando tiene que acumular grasa para hacer frente al sueño invernal y a la reproducción.
Las fuentes de alimentación del oso son diversas y a veces están alejadas, de manera que necesita disponer de facilidad de movimientos y de tranquilidad en los lugares donde encuentra su sustento. Las reservas grasas de las osas, por ejemplo, son un factor esencial para la reproducción y para la viabilidad futura de los oseznos.
En noviembre o diciembre el clima se hace más crudo y el oso reduce sus movimientos.
Invierno
El oso prepara su sueño invernal. Excava un refugio en un sitio tranquilo y de difícil acceso para el hombre, o se sirve de una cueva natural en alguna ladera abrupta donde camufla la entrada con ramas o permite que cubran las primeras nevadas. La osera es de pequeñas dimensiones, para que se mantenga a una temperatura constante superior a cero, como si fuera un iglú. Las hembras embarazadas pasan el invierno en una cueva donde parirán y criarán a sus oseznos.

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